Conoce
Cuenca

El
poeta conquense Federico Muelas
Pasión
de vértigo
Cuenca
es la voluntad suspendida: la sinfatiga del
hombre, hastiado de su paso por la tierra; con
sólo ánimo para volar -Cuenca cima-, o para
nadar -Cuenca sima-: la montaña y la playa.
Da ésta al norte, por donde Júcar estrecha
el talle de la ciudad.
Sin
vocación de playa -oh Cuenca yerta, Cuenca de
termómetros para abajo, Cuenca de hielo,
serrana, cruda- me voy, rápido a la ribera
del Huécar; sobre esa otra hoz, de roca seca,
rebañada la ciudad se muestra inaccesible. Es
la pasión del vértigo, las casas no se
levantan, las casas se descuelgan, en el
abismo: se despeñan, desploman, transfiguran
en estrechas moles peñascosas, rascacielos,
lunadas y precipitantes.
Federico
Muelas
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Cuenca es una de las ciudades más antiguas de España,
en concreto tiene su origen en el siglo VIII. Su casco
histórico es su gran tesoro, bien conservado y separado
del resto de la ciudad, cuenta con diferen- tes
encantos: edificios antiguos bien conservados, estrechas
callejuelas, todo ello levantado en la parte alta de la
ciudad sobre barrancos que dan a algunos de sus
edificios una aire de irrealidad.
Parece que Cuenca fue construida flotando en el aire,
sus arquitectos decidieron desafiar a las leyes de la física
y construyeron edificios al pie de acantilados y riscos,
como si la gravedad jamás pudiese hacerles efecto. Por
eso, Cuenca es una ciudad mágica, siempre suspendida en
el aire, siempre dando la impresión de ir a
desmoronarse... ese es su gran tesoro, un estilo que no
se encuentra en ninguna otra ciudad española y que
siempre gusta al visitante ocasional.

Hagamos un pequeño recorrido por el casco antiguo, para
que podáis conocer lo que ofrece Cuenca. Lo más lógico
es comenzar este recorrido por la Plaza Mayor, allí se
encuentra la catedral, que data del siglo XIII y tiene
un estilo gótico. El aspecto de la catedral no es el
original, ya que un siglo atrás sus torres se
derrumbaron y hubo que realizar una complicada
restauración que le dio una apariencia totalmente
distinta, pero muy original:

Portada
principal de la catedral

Un
detalle de la catedral y el aspecto de la catedral antes
del derrumbamiento
En la misma Plaza Mayor podemos contemplar el
ayuntamiento de la ciudad, un edificio que data del
siglo XV y tiene un estilo barroco:

Ayuntamiento
de Cuenca
A continuación uno puede andar por alguna de las
callejuelas, algo que le transportará a siglos pasados
y le dará la sensación de no estar caminando por una
capital de provincia. Por cierto no se olviden de que el
casco histórico esta situado a más altura que el resto
de la ciudad, por lo que deben de ir preparados para
ascender pendientes bastante inclinadas.

Callejeando se puede llegar a un rincón que rezuma
tranquilidad, es la plaza de las Angustias, donde
parece que has abandonado la ciudad por la quietud del
lugar. La plaza está llena de castaños de indias y su
acceso ya resulta curioso, unas escaleras labradas en la
roca y que bajan en zig-zag. Allí se encuentra la
ermita de la virgen de las Angustias, que data del siglo
XIV, que podéis ver a continuación:

En plena subida hacia la parte alta del casco histórico
nos encontramos la Iglesia de El Salvador, curiosa obra
del siglo XVI donde se juntan 3 estilos arquitectónicos
diferentes: gótico, clásico y neogótico (en la torre,
que también tiene remates de estilo mudéjar):

Otro bello rincón es la Plaza de la Merced, pequeña de
espacio pero con 3 portadas antiguas dignas de ser
vistas. Además, en esa misma plaza se encuentra el
Museo de la Ciencia, para todo aquel que sea un
apasionado de la física, la astronomía o cualquier
otra ciencia. Veamos la más grande de dichas portadas,
que es la mejor conservada:

Sus casas de colores, en plena subida a la plaza mayor,
dan un colorido especial y bello al casco antiguo,
aunque el paso de los años han hecho que muchas de
ellas aparezcan descoloridas y no luzcan como antaño:

Otro monumento típico del casco histórico es la Torre
Mangana, que fue construida en el siglo XVI y que puede
ser vista desde distintos puntos de la ciudad debido a
su gran altura. Debido a un terremoto tuvo que se
restaurada y se hizo dándole un diseño mudéjar (año
1926) y un color granate que le daba un esplendor que
nunca tuvo. Sin embargo, su diseño volvió a ser
cambiado a uno más austero (1970) ante las quejas de
una parte de los vecinos, que no se veían reflejados en
un edificio mudéjar. Estos son los dos diseños:

Torre
en la actualidad y a mediados del siglo XX
Descendiendo desde la catedral se llega al emblema de la
ciudad: Las casas colgadas. Que nadie espere encontrarse
con una obra rebosante de belleza, no, lo que hace
realmente especial a estas casas es lo increíble del
lugar en el que están edificadas, al borde de un
precipicio. Resulta sobrenatural ver como los balcones
'cuelgan' del precipicio y lo han hecho así durante 6
siglos:

Muy cerca de las casas colgadas nos encontramos con el
Parador Nacional de Cuenca, otra obra construida sobre
un acantilado y que antes era un convento. Data del
siglo XVI y es de estilo renacentista. Viendo
todas estas edificaciones del casco antiguo, se puede
deducir que la idea de edificar Cuenca a esa altura y
entre desfiladeros se debió a razones defensivas, para
dificultar cualquier ataque que pudiese llegar contra la
ciudad. Esto añade gran dificultad a todas estas
edificaciones, que además han sobrevivido al paso de
los siglos. Este es el parador, que en nada desmerece en
espectacularidad a sus vecinas, las casas colgadas:

La parte moderna de la ciudad se puede ver desde
distintos miradores que hay en el casco antiguo y que
pueden encontrar callejeando un poco. Así es una parte
de Cuenca casi a vista de pájaro:

Cuenca está rodeado de un bello entorno natural, con
muchas rutas que se pueden hacer a pie y que resultan
muy atrayentes para toda persona que ame la naturaleza.
Los entornos del Júcar y el Huécar son propicios para
ellos. Veamos la naturaleza al paso del Júcar, para que
se hagan una idea del tipo de naturaleza que rodea a
Cuenca:
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